jueves, 7 de diciembre de 2023

LA 1ª GUERRA CARLISTA EN TIERRAS DE TORREJONCILLO DEL REY (II)


Panorámica de las tierras al sur y al oeste de Torrejoncillo del Rey, desde el cerro de La Atalaya

En la primavera de 2020, en la etapa final del confinamiento por la pandemia del COVID19, terminaba mi artículo sobre la 1ª Guerra Carlista en Tierras de Torrejoncillo del Rey, donde traté de exponer cómo nuestro pueblo alcarreño no fue ajeno a la guerra civil por la sucesión al trono del Infante Carlos Mª Isidro y su sobrina la Infanta Isabel II tras la muerte de ínclito rey Borbón Fernando VII, hermano y padre de los pretendientes, y tristemente famoso por su desastrosos gobiernos de las Españas durante su reinado, que de iniciarlo como “el Deseado”, terminó fatalmente recordado en los libros de historia como el “rey Felón”.

Hazañas bélicas de carlistas y cristinos por nuestras tierras una vez fallecido el monarca Borbón, y ya con su cuarta esposa y sobrina, viuda, la Reina gobernadora Mª Cristina, en la Regencia de la Nación. Hazañas como las de D. Zacarías Rujeros de la partida del capitán Palillos y el teniente de cazadores de la Guardia Real D. Esteban Urrea Portillo, que al mando de sus respectivas tropas realizaron incursiones por el término, en esta cruenta guerra de largas marchas y contramarchas entre perseguidos y perseguidores, donde sólo el terreno era capaz de escamotear una victoria o profesar una terrible derrota, ante cualquier giro inesperado para vadear un cauce, atravesar un barranco, o el avistamiento oportuno e indiscreto desde los innumerables cerros que pueblan la Alcarria, a la tropa enemiga.

Asesinato de García de la Parra. Capítulo VI. Enero – diciembre de 1838. Tomo XIV Historia del Tradicionalismo Español. Melchor Ferrer Dalmau (1888-1965).

O la expedición fulminante en el invierno de 1837 del capitán carlista D. Juan de Dios Polo y Muñoz de Velasco desde Daroca a Brihuega previo paso por Huete, 50 leguas recorridas en apenas unas semanas, donde en ese primer artículo fantaseaba con la hipótesis que en el trascurso de esta la larga marcha de incursión al norte de Castilla la Nueva del faccioso, pasaría por Torrejoncillo y destruyera los registros civiles del Ayuntamiento.

Estas acciones no serían las únicas en las que, a lo largo de los siete años que duró la 1ª guerra carlista (1833 – 1870), el territorio de Torrejoncillo del Rey y sus ciudadanos se verían involucrados, con lo que con esta continuación a mi relato trataré de exponerlas y detallarlas, para seguir aportando modestamente datos a la historia del pueblo tal y como prometía al finalizar mi anterior artículo al grito carlista de ¡Dios, Patria, y Rey!

Antes de continuar con los documentos estudiados, donde saldrán a la luz relevantes personajes que atravesaron nuestro término, protagonistas de esta época tan transcendente de la historia de España, la del siglo XIX, como “El Tigre del Maestrazgo”, el general Ramón Cabrera; o el general jienense, casado en Huete, Miguel Gómez y su asombrosa expedición que recorrió de parte a parte España en tan sólo seis meses, perseguido por todo el ejército cristino; o el mismísimo pretendiente, el rey Carlos V en su Expedición Real hacia Madrid desde Estella (Navarra); me gustaría abordar brevemente la cuestión sucesoria y apuntar alguna notas personales.

La línea sucesoria fue vulnerada interesadamente por el rey Fernando VII con La Pragmática Sanción, en marzo de 1830, ante el embarazo de su esposa, su sobrina la reina Mª Cristina y a fin de proteger los derechos de una posible descendencia femenina, como así ocurrió con el nacimiento de Isabell II.

Esa línea sucesoria vigente se establecía por la Ley “semi-sálica[i] (las mujeres sí se les permitía reinar, con pocas posibilidades en verdad, ya que únicamente sería posible en el caso de que se extinguieran los herederos barones de la línea principal o lateral) desde su promulgación en 1713 con el concurso de las Cortes, por el también Borbón rey Felipe V, y ante la ambigüedad de la fórmula anterior, que establecía que el nuevo rey debería ser “el pariente más propincuo” es decir más cercano.

Se pretendía por este nuevo acuerdo en el reinado del primer Borbón, que no volvieran a suceder el caso del último rey de los Austrias, Carlos II, que falleció sin descendencia, y motivando la guerra civil de sucesión española entre los partidarios borbónicos de Felipe de Anjou y los partidarios austracistas del Archiduque don Carlos, enfrentamiento internacional que duró desde 1703 hasta 1713, con los tratados de Utrech, si bien en Cataluña se prolongó hasta 1714, y en Mallorca hasta 1715; y que como sabemos, daría como vencedores a los Borbones, comenzando entonces su nueva dinastía en España.

Esta derogación de la línea sucesoria por el rey felón en marzo de 1830 pretendía volver así a la tradicional norma jurídica española de las Siete Partidas de Alfonso X (1221-1284), rescatando la Pragmática Sanción que su padre, el rey Carlos IV, pretendió llevar a cabo sin éxito en 1789, ya que no llegó a aplicarse, porque si bien estuvo aprobada por las Cortes de Castilla, por motivos estratégicos y políticos de la época, en plena Revolución Francesa, no fue nunca publicada, y por tanto no llegó a entrar en vigor.

En este escenario de leyes y derogaciones que de manera interesada y sin el menos pudor político rompía el ordenamiento jurídico, es revocada de nuevo la ley sucesoria en septiembre de 1832, a las puertas de su muerte de Fernando VII, volviendo al statu quo tradicional desde principios del siglo XVIII, y conscientes del peligro inminente de una guerra civil por esta ruptura jurídica, y ante la reclamación legítima del trono por el infante Carlos Mª Isidro frente al de la niña Isabel. (En el momento que escribo estas líneas, día de la Almudena de 2023, se está perpetrando la enésima felonía en España, donde una supuesta mayoría popular, según el relato mediático oficial, quiebra nuevamente la convivencia de la Patria con otra “pragmática”, la ley de amnistía, espuria, acompañada de otros oscuros acuerdos de intereses facciosos, -200 años después-, ilegal, provocadora y violenta).

Poco duraría esta situación, pues unos días después, fue abrogada la manida ley con la sanción nuevamente de La Pragmática, tras la anécdota de la bofetada de la hermana de la Regente, Luisa Carlota de Borbón – Dos Sicilias (Nápoles 1804 – Madrid. 1844) al ministro de mayor confianza del Rey, D. Francisco Tadeo Colomarde (Villel-Teruel 1773 – Toulouse-Francia 1843), en lo que serían conocidos como los sucesos de La Granja. El intrigante Colomarde, principal valedor entre otros personajes de la camarilla del Rey para restablecer la Ley Semi - Sálica como un último intento por evitar la guerra, tendría que huir novelescamente al sur de Francia. Después de la bofetada, llegaría el bofetón a todos los españoles de la guerra civil por estos tejemanejes sucesorios, la 1ª de las conocidas como guerras carlistas.

D. Francisco Tadeo Colomarde. Museo del Prado. Vicente López Portaña

Luisa Carlota de Borbón – Dos Sicilias

¿Pero, sería ésta, la cuestión sucesoria, el principal motivo de la guerra civil, iniciada en octubre de 1833 en Talavera de la Reina por el funcionario de correos Manuel Mª González a la muerte del monarca al grito carlista?; ¿se trató en verdad de una guerra, aun tan caricaturizada y tergiversada en el relato actual, entre un puñado de españoles ultramontanos, facciosos, reaccionarios e intransigentes frente a legión de real vulgo liberal, tolerante y democrático?

La verdad, sin ánimo de entrar con este relato en una breve historiografía de la época, entre otras cosas por considerarme un mero aficionado, un lector entrelíneas de la historia, y si bien el fenómeno dinástico fue el motivo principal o desencadénate de la confrontación fratricida, es que tras el “grito de ¡Viva Don Carlos V! estaba media España, o quizás casi toda España”[ii], iniciándose una larga historia -lo que comparto-, aún hoy no concluida; alargando -como pienso-, hasta hoy, esta guerra civil decimonónica, como la 1ª que nos ocupa, entre “liberales y carlistas”.

Porque si las tres guerras carlistas: 1833-1840, 1846-1849 y 1872-1876, evidentemente incorporan el elemento dinástico, ya desde la revolución liberal iniciada en el siglo XVIII, se produce en España una resistencia antiliberal ante la amenaza de la Revolución Francesa, con una sucesión de conflictos durante todo un siglo, con el hilo conductor del “Dios-Patria-Rey” como tradición política, como fueron la guerra de Convención o guerra del Rosellón (1793-1795), la guerra de la independencia, (1808-1814), la guerra realista de 1820, hasta su fin con la batalla de Trocadero en Cadiz en 1823, con la irrupción en España de los “Cien Mil Hijos de San Luís”, y que daría pie a la década ominosa; la guerra de los agraviados o “malcontents” (1827); los pronunciamientos liberales de José María de Torrijos y Uriarte en 1831 o de Baldomero Espartero en 1840; y las citadas tres guerras carlistas.

Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga. ANTONIO GISBERT PÉREZ. 1888. Museo del Prado


Creo que es incuestionable que la disputa entre estos dos campos, el de la revolución y la tradición, va más allá de la simple protesta legitimista por parte de los tradicionalistas, que desde el Manifiesto de los persas (1814) ya venía impulsada por un conjunto de “ideales detrás y con los que estaban inextricablemente unidos”, siendo “la continuidad venerable de la tradición hispánica” el eje vertebrador de estos principios, semilla del tradicionalismo carlista, donde en el libro La sociedad estamental y sus enemigos, del Doctor por la Universidad Complutense de Madrid, José Miguel Gambra, podemos entender en el momento actual el significado de este movimiento.

El historiador Alfonso Bullón de Mendoza, en su libro sobre La Expedición Real, escribe al respecto: En la España del siglo XVIII habían convivido pensadores tradicionales e ilustrados. Defendían los primeros lo que consideraban el espíritu y costumbres seculares de nuestra patria, encarnados en la conciencia evangelizadora que había impulsado el imperio de los Austrias, la limitación del poder real preconizada por la escuela jurídica del siglo de oro, y las libertades propias de los diversos reinos concentrados en el monarca. Los ilustrados, fuertemente influenciados por el pensamiento francés, creían en la supremacía de la razón, la soberanía absoluta del monarca y la centralización del Estado. Tras la Revolución francesa, parte de los miembros de este grupo se sintió compenetrado con su espíritu y con sus hechos, mientras que otros se enfrentaron a ella con todos los medios a su alcance. Por ello, cuando a la muerte de Fernando VII Mª Cristina se apoye en los liberales para defender el trono de su hija, un amplio sector de tradicionalistas e ilustrados cerrará filas en torno a don Carlos, olvidando sus no pequeñas diferencias.

Cierro aquí este largo paréntesis para volver al término de Torrejoncillo del Rey y tratar de rescatar las huellas de la primera guerra carlista, pero si me gustaría concluir que el levantamiento popular que llevo a la confrontación civil más larga de la España del siglo XIX, evidentemente no se trató únicamente de una guerra en defensa de una legitimidad dinástica, “donde se ha dicho prácticamente de todo (…), desde que es un movimiento de las clases privilegiadas en defensa de sus intereses, a que es una revuelta social en contra de las clases privilegiadas”[iii], sino que se trató de una pugna ideológica, una confrontación política secular de dos formas de sentir España, y de la que Torrejoncillo del Rey una vez más no fue ajeno, ni estuvo extraído del conflicto, si bien, sin casos de renombre por los que he podido investigar.

Es posible por los datos que voy encontrando, que en nuestro pueblo, intuyo que principalmente, al menos la burguesía o las élites de la localidad, se mantendrían fiel a la causa liberal, no así el campesinado, donde ambas Castillas contaron con importantísimos focos guerrilleros, con el ejemplo en la provincia de Cuenca, con localidades como Huete, Priego, Beteta, Salvacañete, Cañete, Moya… importantes focos carlistas de la Alcarria y la Serranía, así como otros muchos pueblos de La Mancha conquense, que contaron con gran número de partidarios de Don Carlos, como muy bien relata el historiador, cañetero de adopción, Miguel Romero en su libro Las guerras carlistas por tierras de Cuenca; puesto que en general el campesinado en España, fue mayoritariamente partidario de la causa carlista.

Recorto y pego a continuación algunas muestras de cómo el pueblo de Torrejoncillo del Rey participó en la contienda de uno u otro bando con recortes de noticias y anuncios aparecidos en el Eco del comercio -periódico fundado en mayo de 1834 por el barajeño Fermín Caballero- la Gaceta de Madrid, o publicaciones históricas, algunas de estas informaciones, si bien es verdad de la 3ª guerra carlista, pero que de alguna manera vienen a constatar como la pugna ideológica también se manifestó en el pueblo con estas guerras civiles.

En esta información de la época vemos como muy poco después del final de la 1ª guerra, en septiembre de 1840, en Torrejoncillo del Rey se constituyó una Junta Local de “Ayacuchos” torrejoncilleros, con un manifiesto y escrito público de adhesión al pronunciamiento revolucionario del general Espartero, y que adjunto íntegro por lo interesantísimo de su contenido. Antecedente liberal, a como el pueblo contaba con una Compañía de Milicia, la 2ª del distrito de Huete de la Milicia Nacional -Palomares del Campo, sería al 6ª-; y que en agosto de 1836 acudieron ambas compañías en auxilio de la capital ante la amenaza de la inminente llegada del general Gómez para la pretendida toma de Cuenca, como ahora veremos. Hay que resaltar que la Milicia nacional fue tan protagonista de la revolución liberal como pudieron ser las distintas facciones políticas.

Anuncios de subsidios del Estado a madres y viudas de milicianos y militares torrejoncilleros caídos en combate por la causa cristina; o de partidarios de Don Carlos huidos y perseguidos por la justicia. En Horcajada de la Torre, hubo disturbios con heridos en 1869 entre partidarios de ambas facciones, antes incluso de la 3ª guerra carlista. En definitiva, ejemplos de la existencia de “liberales y carlistas” en nuestro pueblo y comarca, y su participación en las contiendas decimonónicas por la defensa de sus ideales, a favor de la Reina Isabell II en el nombre de su madre como Regente por el lado de la revolución liberal y el constitucionalismo de 1812, o de Don Carlos por el lado del legitimismo y de la tradición hispánica.

Quijotada Carlista. Augusto Ferrer – Dalmau

Anuncio del Manifiesto de adhesión al pronunciamiento de Espartero (Príncipe de Vergara, y Duque de la Victoria) de 1840, por la Junta Revolucionaria de Torrejoncillo del Rey. Eco del Comercio. 07/10/1840.




Anuncio de busca y captura de Carlistas de Torrejoncillo del Rey, en la 3ª Guerra. Gaceta de Madrid 07/02/1874; Texto de la Historia del Tradicionalismo español. Tomo 23 – Capítulo V. Melchor Ferrer sobre Incidentes entre Carlista y Liberales en Horcajada de la Torre, previos a la 3ª Guerra Carlista. 1869; y Anuncios de donativos en ptas. en Torrejoncillo del Rey de la Caja de Inútiles y Huérfanos a familiares de caídos en la 3ª Guerra Carlista. Gaceta de Madrid. 18/07/1877














Pero volvamos al terruño. Dejamos atrás estas disputas ideológicas y regresemos a nuestra historia local, en concreto adentrémonos por tierras del Cid, en la comarca de Jadraque, aclimatados a la canícula de agosto de 1836, y veremos como el pueblo de Torrejoncillo del Rey despertaría convulso, y tendría que dejar las labores de cosecha propias de la época de final de verano, con las campanas tocando a rebato y movilizando a su Milicia, ante la alarma por el inminente asalto del general carlista Miguel Gómez Damas (Torredonjimeno, Jaén, 5.VI.1785 – Burdeos, Francia, 16.VI.1864) a la ciudad de Cuenca y sus pueblos.

Este general carlista asestó en la localidad de Matillas, en las inmediaciones de Jadraque, un duro golpe a las tropas cristinas, en una batalla donde caería prisionero el Brigadier Narciso López, Comandante General de la provincia de Cuenca. El expedicionario, tras su victoria, llega a Brihuega, y decide marchar sobre Cuenca, y ante la amenaza de tomar la ciudad y pueblos de la provincia, el 31 de agosto de 1836, ante esta previsión del inminente asalto, se conforma la Junta Superior de la Provincia presidida por el Comandante General Interino Miguel Hidalgo, en sustitución de su jefe hecho prisionero, poniendo en alarma la Milicia Nacional de los pueblos limítrofes, entre ellos Torrejoncillo del Rey.

Retrato del general Miguel Gómez Damas del Pintor David padilla para “presencias andaluzas” de Víctor Márquez Reviriego

Como he comentado, el general Gómez protagonizó con su Expedición una de las incursiones más soberbias de toda la primera guerra carlista. Gómez, era uno de los más ardientes preconizadores de un sistema que consistía en enviar columnas militares al interior de la Península para que establecieran la guerra en otros lugares como ya se estaba desarrollando el Norte, y así, recibió el encargo de ponerse al frente de 2.700 infantes y 180 jinetes para dirigir la guerra en Asturias y Galicia, por lo que su fuerza adoptó el nombre de Ejército Real de la Derecha.

Mapa de la Expedición de Miguel Gómez, entre otras de la 1ª Guerra carlista

Esta expedición saldría de la localidad de Amurrio el 26 de junio de 1836, y finalizaría con su encarcelamiento según sumaria abierta por diversos cargos en Urquiola en 1837, no sin antes atravesar Asturias y Galicia, tomando Oviedo y Santiago, Palencia en Castilla La Vieja, Matillas cerca de Jadraque en Guadalajara, en la acción de agosto de 1836 que he comentado, para definitivamente bordear Cuenca, ante la imposibilidad de la toma de la ciudad, fuertemente defendía, entre otras, por la 2ª Compañía de la Milicia Nacional del distrito de Huete de Torrejoncillo del Rey que atendió la llamada de la Junta Provincial, y, disuadido, dirigirse hacia Utiel, donde se le uniría el general Cabrea, el tigre del Maestrazgo. Así narraba esta acción, el Eco del Comercio del 16 de septiembre de 1836:

Noticia del Eco del Comercio de 16 de septiembre de 1836. La 2ª Compañía de la Milicia nacional del distrito de Huete de Torrejoncillo del Rey acude en auxilio de la capital conquense, ante el avance del general M. Gómez

Desde Utiel, se adentró en la provincia de Albacete tras el fracaso de la toma de Requena, y derrotado nuevamente en Villarrobledo, dada por desmanteladas sus tropas por el gobierno, marcharía a Andalucía, previa toma de Almadén y de Cáceres en Extremadura, se haría con la ciudad de Córdoba, y llegando hasta la mismísima punta de España, Gibraltar; y todo este periplo bélico acosado por 20.000 hombres a las órdenes de generales de relevancia del ejército cristino, experimentados en las guerras de emancipación hispanoamericanas, de la talla de José Ramón Rodil, Isidro de Alaix, San Miguel, Ramón María Narváez o el mismísimo Baldomero Espartero.

Aun así no pudo conseguir su propósito de establecer la guerra en Andalucía, a pesar de mantener una base más o menos estable en Ronda, y tras una correría que había sido seguida con el máximo interés en todos los países de Europa, dejando en evidencia la incapacidad del ejército cristino, así como lo difícil que resultaba para una pequeña columna alejada de sus bases establecer la guerra en otros lugares ante la persecución de fuerzas muy superiores; y tras el fracaso político, iniciaría un rápido regreso hacia las provincias del norte, donde la comarca de Torrejoncillo del Rey no se vería excluida de su retirada. Efectivamente, atravesando los términos de Torrubia del Campo, Villarrubio, Uclés y Alcázar del Rey, el 7 de diciembre se adentra en Huete, donde hará estancia para abastecer a su ejército y herrar los caballos, saliendo un día después hacia Buendía, por Garcinarro y Jabalera; finalizando su periplo unos días después en Orduña, después de 5 meses y 24 días de Expedición, y haber recorrido más de 800 leguas. 

Ultimo paso del general Miguel Gómez por Castilla la Nueva. Capítulo X. 1836. Tomo XII. Historia del Tradicionalismo Español. Melchor Ferrer Dalmau (1888-1965).

Para cerrar la expedición de Miguel Cabrea, digna de una película de aventuras, querría destacar también, que el apuesto general estuvo muy vinculado a la ciudad de Huete, alojándose por primera vez en esta villa con su regimiento a principios de siglo XIX, sobre 1812, en los últimos años de su primera instancia en el ejército, y, enamorado, contraer matrimonio con una óptense. Así lo relata el historiador Bullón de Mendoza, en su libro Expedición del General Gómez, de la colección Biblioteca de visionarios, heterodoxos y marginados, de la editorial Biblioteca Nacional: “En estos años paso a Huete con su regimiento, alojándose en la casa de doña Mercedes de la Encina, viuda de Diego de Parada, apodada “la soberana”. Al parecer, la dueña de la casa contrajo esperanza de que Gómez se desposara con ella, por lo que se opuso rotundamente cuando éste le pidió la mano de su hija, doña Vicenta de Parada (…), con la que finalmente se casó en la madrileña iglesia de san Martín a principios de diciembre de 1815”; y no sin antes someterse, para ampliar la biografía de Miguel Gómez con otro suceso, éste en “papel cuché”, a una investigación sobre su conducta por la falsa denuncia de “la Soberana” ante la jurisdicción militar, en un ataque de celos de su propia hija. ¡Caray con la viuda! Nuestro héroe moriría en Burdeos en 1864, solo y fiel a la causa carlista.

Hay que considerar que los movimientos de las tropas carlistas eran desordenados, en machas y contra marchas, con diversas partidas de guerrilleros que avanzaban a la estela de las expediciones recorriendo extensas comarcas con movimientos imprevistos, efectuando sus capitanes incursiones en pueblos y villas para la toma de voluntarios, avituallamientos o atención para los enfermos y heridos en combate, requisas, u operaciones de castigo contra los liberales; y no sería extraño, me aventuro a escribir sin rigor, que jinetes carlistas, seguidores del Miguel Gómez, se adentrara en nuestro pueblo, uno de los más importantes en esta época de la comarca, a su paso por Huete, antiguo Alfoz de Torrejoncillo de Rey, en su huida desesperada.

O, bien al contrario, adentrarse en Torrejoncillo tropas del ejército cristino, al mando de Alaix o San Miguel, a la busca y captura de los facciosos, ante la constante confusión de comunicaciones que en esta guerra se produjeron. Así, por ejemplo, el historiador Antonio Pirala, en su Historia de la Guerra Civil, escribe como San Miguel envía “sin dilación” tras las órdenes recibidas, tres batallones a Huete desde Teruel, en el mes de octubre de 1836, ¡cuando la Expedición de Gómez entraba en Trujillo!, que bien podrían haberse abastecido en nuestro pueblo, siguiendo las vías de comunicación de la comarca, donde el pueblo disponía de importantes vías de comunicación de entrada a La Mancha Alta, desde la Serranía y la Alcarria, o desde Valencia por el Camino Real desde Palomares del Campo, hacia Urbanos y Huete, en dirección a la capital de España.

Por esto considero que, si bien no he encontrado noticas sobre sucesos relevantes relacionados con esta 1ª guerra carlista en nuestro pueblo, siendo los más destacados referidos a la ciudad de Huete, dados los abundantes y continuos movimientos y contra movimientos de las tropas de uno y otro bando por la Alcarria a su paso hacia ambas Castillas, sin fronteras definidas, que Torrejoncillo del Rey por su cercanía a Huete, por su importancia en esta comarca como un núcleo de población de entidad, y por su situación estratégica, de paso, estimo que de una manera u otra no fue ajeno a la contienda, bien al contrario, a pesar de la ausencia de relato, de narrativa de la guerra carlista sobre nuestro pequeño pueblo alcarreño -¡con tantísima historia contenida entre sus muros de aljez!-, considerando, ésta, una investigación precaria, muy personal y entusiasta, sin autoridad histórica, osada, pero suficiente para tal intuición por los datos encontrados.

He alargado en exceso este segundo relato sobre la 1ª guerra carlista en Torrejoncillo del Rey, enfrascado apasionadamente en la expedición sobre el general Miguel Gómez. Aún quedarían por relatar, y que reservo para una nueva entrega, La Expedición Real de Don Carlos, por el Camino Real de Valencia a Madrid, al asalto de la Corte, a su paso por las inmediaciones de nuestro término, o las incursiones en la Alcarria de los generales Manuel Cabrera o Basilio Antonio García, como las de muchos otros protagonistas de estas guerras carlistas, civiles. Sistema de expediciones de pequeñas columnas, característica de la primera guerra, con la pretensión de levantar en armas a los muchos partidarios del pretendiente, como hubo en tantos pueblos de ambas Castillas, sin excepción. Relatos sin duda interesantísimos para los curiosos de este siglo crucial en la historia de España y su transcurso por Torrejoncillo del Rey, y de la que, de una manera u otra, sus consecuencias sociales, políticas, sentimentales…, aun hoy arrastra el subconsciente español. “¡Mas Excmo. Sr, los hombres no pueden hacerse superiores a las circunstancias!”.  Continuará.

En Cuenca, a 28 de noviembre de 2023, en capilla para una nueva batalla personal.

Carlos Cuenca Arroyo.



http://dbe.rah.es/biografias/9899/francisco-tadeo-calomarde-arria
http://dbe.rah.es/biografias/8872/luisa-carlota-de-borbon-y-borbon
https://www.abc.es/tecnologia/redes/20131212/abci-bofetada-cambia-historia-201312120939.html
http://dbe.rah.es/biografias/14555/miguel-gomez-y-damas
https://www.museodelprado.es/
http://www2.ign.es/MapasAbsysJPG/12-L-57_01.jpg
http://www.congreso.es/portal/page/portal/Congreso/Congreso/Hist_Normas/PapHist/Regen/RegMCris
https://augustoferrerdalmau.com/
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https://dbe.rah.es/biografias/4574/jose-ramon-rodil-y-galloso
https://dbe.rah.es/biografias/6787/ramon-maria-narvaez-y-campos
https://www.todocoleccion.net/
http://www.villardecanas.es/historia/carlistas.pdf
A los 175 años del Carlismo. Una revisión de la tradición política Hispánica. 2011. Miguel Ayuso y VV.AA.
Historia de la guerra civil, y de los partidos liberal y carlista. Antonio Pirala
El carlismo en la conspiración y guerra de España. Miguel Ayuso Carlismo y tradición política hispánica. Miguel Ayuso
La sociedad tradicional y sus enemigos. 2019. José Miguel Gambra
LA FUERZA DEL CARLISMO EN LAS ZONAS RURALES DE CUENCA CUESTIONES Y DUDAS POR ESCLARECER. David Gómez de Mora
APUNTES SOBRE FAMILIAS CARLISTAS DE HUETE. David Gómez de Mora.
Dª Blanca. Una reina sin corona bajo el carlismo. 2010 Miguel Romero
Voluntades y pasiones en la España del siglo XIX. Mª Cristina de Borbón e Isabel II, reinas de corazones. 2019. Miguel Romero.
Las guerras carlistas en tierra de Cuenca, 1833-1876. 1993. Miguel Romero.
El saco de Cuenca. 2010. Miguel Romero.
Las guerras carlistas. Los escenarios bélicos. José Ramón Urquijo Goitia.
Síntesis de la evolución de las normas de sucesión al trono en la monarquía española. 2019. RAFAEL MARCOS PARDO

[i] Ley Sálica: En algunas naciones monárquicas, desde la Alta Edad Media hasta 1830, disposición que excluía del derecho al trono a las mujeres o a algunos de sus descendientes
[¡¡] Carlismo y tradición política hispánica. Fundación Speiro. Miguel Ayuso
[¡¡¡] Auge y ocaso de Don Carlos. La Expedición Real. 1986. Alfonso Bullón de Mendoza.

lunes, 18 de septiembre de 2023

RETAZOS DE TORREJONCILLO DEL REY EN LA “GAZETA”, y ALGUNOS SUCESOS Y ECOS DE SOCIEDAD

Mapa Itinerario, Estadístico, Eclesiástico y Postal de la provincia de Cuenca. 1885. IGN.

El pasado mes de abril, un amigo y vecino de Torrejoncillo del Rey, en un encuentro casual en la Casa de Cultura tras el recital poético musicalizado Tiempo de metáforas de la conquense Raquel Carrascosa y el guitarrista colombiano Mario Pradilla afincado en Saelices, me sorprendió gratísimamente por el interés de los últimos artículos que he venido escribiendo sobre diversos temas del pueblo -muy de agradecer su seguimiento de mi modesto trabajo literario, y las palabras sinceras de admiración-, publicados únicamente en mi blog El puntal de las ánimas, así como en el de  Torrejoncilleros, o simplemente circulando “de boca a boca” por las redes sociales; y me preguntaba con curiosidad acerca de cómo me documentaba para el contenido de estos escasos textos sobre la historia e intrahistoria del pueblo que vengo escribiendo, desde hace ya tantos años.

La verdad es que no hay detrás de estos artículos y relatos una labor de investigación, podríamos decir, profesional, historiográfica, pues como todos los que me conocen saben, estos trabajos los escribo de manera autodidacta; sin demasiado tiempo para la investigación histórica, y principalmente sin conocimientos para deambular por los archivos y tratar los documentos históricos; y es principalmente gracias a los buscadores web donde obtengo gran parte de los documentos e información para informarme y aprender, además, claro está, de los libros que voy adquiriendo para ilustrarme, o de los que ya poseo y conforman la biblioteca de casa.

Me gusta también preguntar a los vecinos de más edad sobre el tema que esté tratando en cuestión, y disfruto sobremanera escuchando las viejas historias, sucesos o anécdotas de otros tiempos en Torrejoncillo del Rey, y saber de sus protagonistas, sus nombres y motes, siempre tan ocurrentes, y la procedencia de sus familias; recuerdos que poco a poco van desvaneciéndose de la memoria de nuestros mayores, muchos rehaciéndose en la mente, convertidos en mitos por el paso del tiempo, casi podría decir que vivencias de hechos fantásticos, maravillosos, pero de cualquier manera entretenidísimos, valiosísimos, pues en el fondo forman parte del patrimonio oral de un pueblo que fue, y que irremediablemente desaparece con ellos: “¡Cosa honda y difícil conocer el hecho! Conocer el hecho, distinguirlo de otros y distinguirlo con vida, rehaciéndolo en nuestra mente”, escribiría Miguel de Unamuno en uno de sus cinco ensayos publicados en la revista madrileña La España moderna, y recopilados en el libro Entorno al casticismo, en 1902.  

Éste es uno de los principales motivos por los que escribo sobre el pueblo, sobre sus parajes, monumentos, historia y tradiciones, etcétera. Más allá del mero gusto literario, con mayor o menor fortuna -y con mejor o peor arte- con el que me recreo también escribiendo; o más allá del afán por conocer y aprender cosas de su pasado, del que en persona sólo he sido protagonista desde mi mocedad, me gusta creer que estos escasos artículo y relatos que voy redactando tan esporádicamente, sirven para que no se pierda definitivamente, modestamente, la pequeña parte de todo el vasto patrimonio natural y cultural de Torrejoncillo del Rey del, del que escribo.

Intentar colaborar a que no se desvanezca definitivamente su memoria, íntimamente relacionada con la cultura local: ¿acaso con su abandono y olvido, no se deteriora también mi memoria, y con ella la pérdida definitiva de la genealogía de mi familia paterna, antepasados y descendientes de este antiguo y venerable pueblo alcarreño?, ¿no avanzaremos todos en una demencia colectiva si queda olvidada para siempre la memoria histórica de nuestros pueblos? El escritor catalán Josep Pla escribía en 1977 “Todo lo que llamamos cultura, los conocimientos, la inteligencia, se basa en la memoria”: memoria y cultura se presentan en su obra como aliadas frente a la acción destructora de la naturaleza o el paso del tiempo.[1]

Pero volvamos a “mis fuentes”. Creo que no descubriré nada si confieso que uno de los sitios web que más visito y del que se obtiene muchísima información, es el de la Gazeta, la antecesora del actual Boletín Oficial del Estado (BOE). El BOE es el medio de publicación de las leyes, disposiciones y actos de inserción obligatoria, como anteriormente lo fue La Gazeta, y posteriormente La Gaceta de Madrid. Este medio de publicación del Estado nace en el siglo XVII, y desde 1661 a 1662 se publicaba con el bonito y expresivo nombre de La Gazeta nueva de los sucesos políticos y militares de la mayor parte de Europa. Desde entonces, si bien su función siempre ha sido la misma, se ha publicado bajo diferentes nombres condicionados por los avatares de la historia de España, hasta el actual BOE. El Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y “Memoria Democrática” -¡qué despropósito, cuánta intransigencia en esta denominación ministerial!-, de quien depende esta publicación oficial, dispone de una web donde podemos encontrar toda la información de la historia de este documento oficial; y lo que es más interesante, dispone de un sencillo buscador, utilísimo, para consultar los contenidos entre el millón y medio de documentos que contiene la Gazeta.

Otro buscador frecuentado es el Portal de archivos españoles (PARES), “la principal plataforma de difusión del Patrimonio Histórico Documental Español, creada y gestionada por la Subdirección General de los Archivos Estatales, del Ministerio de Cultura y Deporte”, según reza en la web de este Ministerio. En PARES, se pueden consultar las imágenes de una inagotable cantidad de documentos digitalizados, además de imprimirse y guardarse, para su consulta privada y con fines educativos y de investigación. Así, basta escribir en la búsqueda avanzada de PARES, “Torrejoncillo del Rey”, y de una atacada se filtran una retahíla de documentos relacionados con la historia de nuestro pueblo en los que adentrarse. Nombres de familias ilustres, pleitos, noticias, expedientes académicos, antiguas plazas de funcionarios…: Antonio Jaramillo de Lotisa, vecino de la villa de Torrejoncillo del Rey (Cuenca), sobre que la justicia de la villa le devuelva 14 ovejas…, ¡pleito de 1791! Una de las 139 entradas en PARES sobre el pueblo. A partir de aquí, se da forma al relato.

https://www.boe.es/diario_gazeta/denominaciones.php

Así, por la Gazeta del siete de febrero de 1849, nos enteramos de que Don Florentino Joaquín Cid, natural de Torrejoncillo del Rey, casado y maestro de escuela, y a Dª Manuela Salcedo, natural de Madrid, por resolución judicial, se les apremia por segunda vez por el juez Dº José María Montemayor, con la escribanía de Dº Ramón Aragón Espinosa de los Monteros -apellido que se nos antoja bastante familiar en estos azaroso tiempos políticos, perversos, amorales, que corren, como la pólvora, por un reguero relativista y de ignominia- a presentarse, en un plazo no superior a nueve días, en el juzgado de 1ª Instancia de la Audiencia de Granada, por criminales. ¿El auto?, ¡amancebamiento!

Extracto de la Gazeta de Madrid de 7 de febrero de 1849

Los delitos contra la moral sexual, como el adulterio o el amancebamiento (otros serían la prostitución y la sodomía), ya desaparecidos del ordenamiento jurídico actual, que mediante la citación con esta providencia trataría de dirimirse en el caso de nuestro paisano Florentino y su amada Manuela, estaban tipificados como delito ya de antiguo, a partir de diversas leyes dictadas por los Reyes Católicos, y con mayor o menor grado de tolerancia hasta el siglo XVI: “el concubinato romano o la barraganía de los fueros altomedievales (conceptos ambos que se subsumieron en el amancebamiento), así como el ejercicio de la prostitución libre, o más adelante reglada a través de las “mancebías públicas”, fueron prácticas absolutamente toleradas por el derecho hasta los siglos XVI y XVII”. Cambiaría esta situación de tolerancia en la Edad Moderna, especialmente a partir de la Contrarreforma católica iniciada en el Concilio de Trento (1545-1563) [2].

De cualquier manera, esta providencia judicial, si bien por si sola es interesante para obtener información de nuestro pasado, es cosa curiosa, y daría para una novela romántica ambientada en el Torrejoncillo del Rey del siglo XIX, como aquellas clásicas decimonónicas, sobre guerras, revoluciones, y tragedias amorosas. Podemos imaginar el drama, con el ilustrado torrejoncillero, Dº Florentino Joaquín Cid, ataviado con su mejor levita, cortejando a espaldas de su mujer -si bien desconocemos en esta relación quien de los amantes infringiría el sagrado sacramento del matrimonio, si estaban casados ambos, si eran “honrados” o “de vidas licenciosas”- a una encandilada Dª Manuela.

Quizás con versos susurrados por boca del joven maestro de Victor Hugo, Bayron, Bécquer, o Espronceda, y entre escarceos amoroso y recitar de los poemas románticos de moda, ahogado el pecho de la dama por la pasión, se consumó el amancebamiento y se desencadenó la aventura; y con sueños de una nueva vida, planificar la huida romántica a la mora Granada, libres de sus ataduras conyugales, hasta el drama final del procesamiento judicial, seguramente fruto de la denuncia del alcalde o del sacerdote local, estrictos vigilantes del cumplimento de la moral de su tiempo, pues generalmente éstos eran los artífices de las denuncias contra la moral sexual, y sin más crimen, el de los fugados, que su relación amancebada, su amor declarado.

Grato es en noche umbría

al triste caminante

del alma radiante

mirar el resplandor;

empero es aun más grato

el alma enamorada

oír de su adorada

las quejas de su amor.[3]




Extracto de la Gazeta de Madrid de 28 de marzo de 1856

Curiosidades, como la que nos aporta esta otra providencia judicial, publicada el 28 de marzo de 1856 en la Gazeta, sobre venta de bienes nacionales, fruto de las infructuosas desamortizaciones llevas a cabo por Juan Álvarez Mendizábal en 1835, y Pascual Madoz durante el bienio progresista de 1854 a 1856, pues sabido es que el plan económico ideado por estos próceres de la patria, no consiguió solucionar los problemas por las que fueron llevadas a cabo las desamortizaciones, como fue entre otros solucionar el grave problema de la deuda pública española y mitigar la desigualdad social, donde la  mayor parte de estos bienes acabaron en manos de nobles y burgueses adinerados, al no poder pujar en las subastas la mayor parte de los campesinos.

Por este anuncio de la Gazeta, podemos saber que salieron a subasta fincas procedentes de la beneficencia eclesiástica, antiguas propiedades del Hospital del Santiago, en el paraje de La Moraleja, del término de Torrejoncillo del Rey. Tres lotes con una Casa de labranza, tierras labrantías, y “llecos” para pastos. Presumo que puede tratarse de la casa de la Moraleja, propiedad en la actualidad de la familia Escribano Balsalobre, destinada a encerradero de ganado, para uno de los dos rebaños de ovejas que aún se mantienen en el término. En estas fechas se subastaría también el convento franciscano de los Ángeles Custodios, fundado en 1602 por Fray Juan de los Ángeles, con la Ermita de Ntra. Sra. de la Paz y sus bienes y tierras, también desamortizado, y propiedad actualmente de los herederos de la familia Balsalobre. Malicio si escribo, que sería en una mañana de abril, en la Casa Consistorial de Torrejoncillo del Rey, cuando los antepasados de estas familias, en pública subasta, adquirieron legalmente estos lotes malvendidos por “la corte” española, como todos los bienes y tierra de la iglesia y de los ayuntamientos, desamortizados.

Este siguiente anuncio, publicado el once de noviembre de 1879, me pareció igualmente interesantísimo. Se trata de un anuncio en La Gazeta, de caducidad de créditos del departamento de liquidación de la Dirección General de Deuda Pública, concedidos a la parroquia de Torrejoncillo del Rey. En concreto un crédito de 69.553 reales, con 59 céntimos que se anula, por caducidad de la justificación de una serie de gastos: la memoria de pobres; y entendemos que serían inversiones solicitadas en 1867 para servicios piadosos y, quizás, también para obras en algún altar de la antigua iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, y en algunas de las ermitas del pueblo. 

Más allá de lo que pueda aportar el anuncio oficial desde un punto de vista económico, o procedimientos administrativos de la época, es la relación pormenorizada de algunas de las ermitas, cabildos, “obras pías”, con las que contaba Torrejoncillo del Rey y que aparecen relacionadas en la publicación del Estado, lo que me provoca el mayor interés. En cuanto a las Ermitas, sólo en este anuncio se relacionan las Ermitas de San Sebastián (ubicada en el paraje del Santo), de Nuestra Sra. de la Salud, Nuestra Sra. de la Soledad, y por último la desconocida Ermita de Nuestra Sra. de Los Cuchillos. En mi último relato Cerros y vallejos de Torrejoncillo del Rey (2023), enumero sus Ermitas y ubicación de las que tenía constancia a través del libro de D Julián, pero desconocía la existencia de esta Ermita de Ntra. Sra. de Los Cuchillos, advocación también llamada de las Angustias, remarcando aún más si cabe la advocación de la iconografía mariana de la Virgen de la Soledad o en algunos lugares conocida bajo el título de Virgen de los Dolores, o “Dolorosa”. Cuatro advocaciones de la Virgen Santísima, que representan la María de superior dolor e inmenso amor de madre.

Extracto de la Gaceta de Madrid de 18 de noviembre de 1879

Como sabemos, el patrimonio de la Parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción de Torrejoncillo del Rey, cuenta con un pormenorizado inventario, elaborado por Dº Alfonso Ortega en 2006, con los restos que han quedado, después de los sucesivos expolios que se produjeron en la guerra civil española, y en el hundimiento del singular edificio en 1960, principalmente, del rico patrimonio parroquial con el que contaba el pueblo. Evidentemente, el inventario de este patrimonio religioso: bienes inmuebles, libros, mobiliario y objetos, o enseres y ornamentos; que elaboró nuestro querido párroco, para la Diócesis de Cuenca, no cuenta con una escultura o talla de la Virgen de los Cuchillos, y no tengo noticia alguna de su anterior existencia.

El libro de Dº Julián tampoco menciona, como indico, la existencia de estas desconocidas Ermita e Imagen de la Virgen de los Cuchillos, representada en la iconografía mariana con siete puñales clavados en el doliente corazón, por la vida, pasión y muerte de su hijo, JHS[1]. Sí relaciona la existencia entonces, de un gran cuadro de la Virgen de las Angustias colocado en alguna de las paredes de la antigua iglesia, desaparecido Dios sabe cuándo. ¿Representaría esta imagen de la antigua iglesia a la Virgen de los Cuchillos, en esta confusión de advocaciones?

Virgen de la Soledad de Torrejoncillo del Rey, conocida también en otros lugares como Virgen de los Dolores.

Entre el patrimonio local sí disponemos con una preciosa Virgen de la Soledad, ubicada en el centro del retablo de la Ermita que lleva su nombre. Se trata de una bella talla de madera de esta “Dolorosa”, barroca, del siglo XVII, con corona de metal plateado y espectacular manto negro con pasamanería, pero lejos de la iconografía de su homóloga, siempre llena de Gracia, la Virgen siete veces acuchillada de dolor y pena.

Por otra parte, da constancia el viejo maestro en su libro, de la existencia en Torrejoncillo del Rey, extramuros del núcleo urbano, al pie del Cerro de las Carrasquillas, de otra Ermita que pudiera ser la que buscamos, la de Nuestra Sra. de los Dolores, hoy desaparecida. No he encontrado ningún dato, alguna antigua fotografía, reseñas, o detalles constructivos o arquitectónicos de este edificio. Arcadio Lillo comenta que la recuerda como una gran Ermita, de anchas paredes, y de haber correteado en su niñez por las ruinas de este edificio. En la foto aérea del pueblo que realizó el PNOA en 1956, se puede observar la planta de la que sería, según mi intuición, la Ermita de Ntra. Sra. de Los Dolores, y efectivamente se aprecia un edifico rectangular, aparentemente de dos naves, o bien Ermita propiamente dicha y claustro, al estilo de la Ermita de Nuestra Sra. de la Paz del antiguo convento franciscano, incluso de un tamaño muy similar, algo menor.

Igualmente, tampoco he sabido del contenido religioso que albergara, es decir si en su posible retablo lo presidiera esta Virgen misteriosa, que de manera “oficial” se relaciona en el anuncio de la Gazeta de cancelación de créditos en 1879, y que nos haga suponer que ambas Ermitas se trataran del mismo edificio religioso, como creo así pudiera ser.

Foto aérea de Torrejoncillo del Rey. Sur. PNOA 1956. Señalada la ubicación de la Ermita de Ntra. Sra. de la Paz.

Otro dato curioso que nos revela el anuncio de 1869, por último, es el de la existencia de las Memorias de Ánimas y de Pobres, y de algunas de las cofradías, cabildos y obras pías. Las Memorias de Ánimas era un establecimiento o fundación para la caridad con el prójimo, en este caso preocupada de los pagos de los gastos de las misas y oraciones por las animas del purgatorio de los difuntos de Torrejoncillo del Rey, donde en el pueblo existía un Cabildo de Ánimas del Purgatorio nada más y nada menos que desde 1616. Así también la Memoria de los Pobres, obra pía dedicada a la caridad con los más necesitados de Torrejoncillo del Rey. La antigua iglesia, tantas veces lamentada, contaba con un pequeño Altar de las Ánimas, con un cuadro de éstas, y otro de Santa Lucia. Evidentemente, oleos también desaparecidos.

Las Obras Pías, en este caso la Obra Pía de Santa Catalina de Torrejoncillos del Rey, igualmente podría ser “un establecimiento o una fundación para servicios piadosos o asistenciales, generalmente de carácter benéfico para la atención de huérfanos y enfermos, escolarización, dotación de doncellas huérfanas para el matrimonio, reparto de ropa, comida, etc.; como un antecedente de la actual Cáritas”. Sería el Cabildo que llevaba su nombre quien administraría esta obra pía, y que contaba con altar, probablemente en la antigua iglesia, como se desprende del anuncio de la Gazeta del pasado siglo XIX. El tantas veces citado libro de Dº Julián sobre Torrejoncillo, no menciona la existencia de este altar, pero sí la fundación del Cabildo de Santa Catalina, uno de los más antiguos de nuestro pueblo, junto con las Cofradías de san Blas y de las Ánimas, pues relaciona documentos de mayordomos y cofrades de principios del siglo XVII, de 1631. Santa Catalina de Alejandría, virgen y mártir, cuya fiesta se celebra el 25 de noviembre, contaba así con una Hermandad en Torrejoncillo del Rey, que especialmente celebraba tres días solemnes: el de la propia Santa, el Corpus Christi, y la Natividad de Nuestra Señora; con la orden del cabildo, en estos días tan señalados del calendario católico, de dar limosnas a los cofrades más necesitados “y si sobrase”, se les dé a los pobres”.

Estos documentos para solicitud de ayudas destinadas a los pobres y a la salvación de almas fueron promovidos por el párroco Dº José García Sevillano, junto con el alcalde, en representación como apoderado, Dº Fernando Domingo López. Pero, de cualquier manera, independientemente de toda esta información que podemos obtener de documentos más o menos antiguos, legajos, crónicas, etc… repartidos por todos estos archivos oficiales que he mencionado, como entre muchos otros como p. e. los Archivos Diocesanos del Obispado de Cuenca y el Archivo Histórico Provincial de Cuenca, el primer hundimiento de parte de la bóveda de la antigua iglesia, y el inmediato derribo provocado del total del edifico, sabiendo que fue una gran tragedia para Torrejoncillo del Rey y la desaparición de prácticamente la totalidad de estas Ermitas con la que contaba el pueblo, no es justificación alguna para constatar el mísero patrimonio existente de este municipio.

¿Cómo es posible que una iglesia construida en el siglo XV, donde ya intervendría como cantero José de Ibarrola, el padre del maestre de campo del Tercio Viejo de Sicilia, nuestro paisano, Julian Romero, el de las hazañas; un municipio con casi una docena de Ermitas; Cabildos y Hermandades fundadas hace más de trescientos años; un Ayuntamiento que, como poco desde la época moderna fue constituido cuando Carlos V le otorgo la categoría de realengo, ¡en 1537!, cuando se eximiría de la jurisdicción de Huete; cómo es posible, digo, que sólo cuente entre sus archivos locales con apenas unas decenas de libros religiosos y la enciclopedia Espasa, y algún que otro puñado de legajos, de todo este arte y patrimonio cultural tangible como el que ha tenido que disponer Torrejoncillo del Rey a través de tantos siglos de historia, contenido en todos estos numerosos edificios, algunos monumentales, y sus Administraciones locales: eclesiástica, laicas, municipal? Todo desapercibo, hurtado, expoliado, saqueado, destruido, probablemente en el mejor de los casos mal vendido y en manos privadas, en otros destruido…, diluido como un azucarillo, sin dejar rastro alguno.

Contradictoriamente, Torrejoncillo del Rey, siempre ha sido un pueblo generoso, avanzado en muchos de sus aspectos. Hemos comentado que la Cofradía de San Blas, de las Ánimas del Purgatorio, o de Santa Catalina, se fundan tempranamente, a principios del siglo XVII, y como las Cofradías Sacramentales de la época en el resto de España, abarcaban todas las clases sociales, es decir, a todos aquellos que, económicamente débiles por la insuficiencia e inestabilidad de sus sueldos, jornales o ganancias, buscaban en la mismas la posibilidad de hacer frente a las necesidades extraordinarias de la vida, producidas por la disminución o pérdida de sus ingresos, o por sufrir un aumento de sus necesidades, Cofradías que son la esencia y antecedente del seguro social.

El pueblo no fue ajeno a esta organización solidara, con una participación numerosa y activa dado la cantidad de cofradías, hermandades o cabildos con las que se han contado; y como he pretendido resaltar también en otros escritos, el pueblo de Torrejoncillo  del Rey ha sido en muchas ocasiones pionero en otras estructuras sociales como la fundación de sindicatos agrícolas, en los inicios del siglo pasado (1914 y 1912) y de clase (1933), sociedades católicas de socorros mutuos (1909), o comités republicanos (1918) como ahora veremos; o pionero en la sanidad, con la introducción de la vacuna de la viruela en Torrejoncillo del Rey, ¡en 1803!, a iniciativa del párroco Dº Juan Bautista Marín y los vecinos Dº Juan Joseph Valsalobre y Dº Ángel Fernández, conocedores de su invento y primera inoculación en Inglaterra tan sólo cinco años antes, en 1798: me remito también a mis artículos Sindicatos agrícolas en Torrejoncillo del Rey, escrito en julio de 2015, y Pandemias en Torrejoncillo del Rey durante el siglo XIX, de 2020.

Extraigo aquí, en este relato de curiosidades publicadas en el boletín oficial, y como muestra de la condición benefactora del pueblo, dos anuncios del Ayuntamiento Constitucional del pueblo de 1861 y 1867, que manifiestan la generosidad del municipio con dotaciones económicas para la asistencia a las familias pobres de la localidad, 53 y 70 familias, respectivamente.

Extracto de la Gaceta de Madrid de 7 de mayo de 1861

Extracto de la Gaceta de Madrid de 12 de enero de 1868

O esta otra publicación, donde se muestra la colaboración económica de Torrejoncillo para paliar la gran tragedia que fue el devastador terremoto en Manila de junio de 1863, capital de la provincia española en ultramar de Filipinas, hasta el “desastre” del 98 -y que pasaría por abandono tras la guerra a las manos de los filibusteros estadounidenses, hasta la independencia total del país en 1934-, siendo Capitán General Dº Rafael Echagüe y Bermingham, conde de Serrallo. Sobre este dramático suceso, el Gobernador de Filipinas, grande de España, laureado con la Cruz de San Fernando, y Grande Oficial de la Legión de Honor francesa, escribiría en su hoja de servicios: “El memorable terremoto que, destruyendo en su mayor parte la capital de las Islas Filipinas, arruinó en su totalidad los edificios públicos, así los templos como los cuarteles y distintos establecimientos, quedando centenares de cadáveres sepultados entre los escombros”.

El terremoto, de gran impacto en la Península por la dimensión de los daños causados, entre otros materiales, además de las pérdidas humana de compatriotas filipinos, provocó el hundimiento de la Catedral de Manila y con él la muerte de los miembros del cabildo, que fallecieron mientras oficiaban las vísperas del Corpus Christi[5], animando a la población española de muchas localidades, impresionados por tal desastre, a colaborar económicamente. Torrejoncillo del Rey participó con la importante cantidad, recolectada entre las familias del pueblo, de 285 reales y 50 céntimos, cantidad nada baladí, comparada con las suscripciones de otros pueblos y ciudades de España, con un monto total de la colecta nacional para aliviar las desgracias causadas por el terremoto de Manila, de 192.504,5 reales[6]

Extracto de la Gaceta de Madrid de 8 de julio de 1864

También he comentado la condición de pueblo avanzado, en este caso en el siempre terreno cenagoso de la política, hoy podríamos decir que “progresista”, y vemos como en este anuncio en la Gazeta de octubre de 1840, Torrejoncillo del Rey muestra su adhesión, al pronunciamiento revolucionario del 1º de septiembre de Baldomero Espartero, cuando el general espadón asume la regencia del reinado de Isabel II, enviando al exilio a la madre de la reina niña, S. M. Dª Cristina de Borbón; mismo destino que dos años después, tomaría el Príncipe de Vergara, el que sería para muchos “el salvador de España”.

Extracto de la Gaceta de Madrid de 8 de octubre de 1840

Durante este Trienio Esparterista (1840-1843), surge en España el republicanismo, con movimientos políticos afines, y que se acentúa con el considerable número de diarios democráticos y republicanos y sus discursos en esta prensa, con términos como democracia, república y federación. No tengo la capacidad, ni el conocimiento, para determinar de qué manera este movimiento republicano de adhesión al pronunciamiento de Espartero pudo evolucionar en Torrejoncillo del Rey, pero lo que sí parece evidente es que nuestro pueblo contó con un importante republicanismo, abortado tras la guerra civil (1936-1939).

Tras el golpe revolucionario de 1917 en España (anticipo de la república de 1931) por los movimientos obreristas, republicanos, catalanistas, y “junteros”, se puso en jaque la monarquía liberal, apuntillando la Restauración, con la clásica alternancia democrática de los dos grandes partidos, el liberal y el conservador, en la que se sustentaba el sistema de monarquía parlamentaria, y a pesar que los partidos de estos grupos revolucionarios y republicanos hasta entonces estaban en retroceso; a partir de estos movimientos rupturistas, infructuosos tras los sucesivos golpes entre 1917 y 1918 pero claramente desestabilizadores del sistema, digo, los partidos republicanos proliferan en toda España, incluido en Torrejoncillo del Rey, una vez más, muy prontamente en este pueblo.

Y prueba de ello, es esta noticia que aparece publicada el dos de enero de 1919, en El Eco, semanario republicano de propaganda e información, donde descubrí que mi bisabuelo, Gregorio Cuenca, carpintero, padre de los ocho hijos que le dio la abuela Sandalia Jiménez[7],  formó parte del Primer Comité Local de Federación Republicana de Torrejoncillo del Rey, constituido el 26 de noviembre de 1918, nombrado como Presidente honorífico Alejandro Lerroux, y siendo el Presidente efectivo, Dº Julián Balsalobre y Blas. Tan sólo había pasado un año del golpe revolucionario de 1917, y tras las elecciones de febrero de 1918 en Torrejoncillo del Rey se abría paso de nuevo el republicanismo entre los clásicos y tradicionales partidos de liberales y conservadores.

Muchos de los apellidos de los constituyentes del Comité Republicano de 1918 en Torrejoncillo del Rey, aun hoy, nos resultarán familiares, muy cercanos, cuando no parientes, como en mi caso. Llama la atención que todos los componentes del Comité son “industriales”, profesionales liberales, lo que antiguamente podría considerarse como “burgueses”, hoy, clase media más o menos acomodada, e intuyo que con un cierto nivel intelectual y, muchos, con inquietudes políticas. A la vista está, y en verdad, como en la mayoría de los grupos que conformaban estos movimientos progresistas de primeros de siglo en el resto de España.

Recorte del periódico El Eco, semanario republicano de propaganda e información. 1919

Después de esta exposición genealógica de mi línea paterna, y para finalizar esta escasa muestra sin orden ni concierto de anuncios breves sobre Torrejoncillo del Rey, en este caso sobre otro tipo de obras y actuaciones más terrenales, nos detenemos en esta noticia de la Diputación Provincial de Cuenca, del 20 de marzo de 1884, sobre la subasta para el arreglo de la carretera de Naharros a Torrejoncillo del Rey, actual CM-2156; de antiguo la carretera nº 2 de la provincia, desde Castillejo del Romeral a Socuéllamos, pasando por nuestro pueblo.

Extracto de la Gaceta de Madrid de 20 de marzo de 1884

La obra de reparación se ejecutaría en dos mitades, la primera desde Naharros, es decir desde la actual Nacional 400, hasta el paraje de San Fidel, en concreto a la altura de la Fuente de Sauco, más o menos hasta el kilómetro cuatro y medio en la actual carretera de CLM. Y una segunda fase hasta el mismo Torrejoncillo, hasta la “Fuente de Arriba”-desconozco de qué fuente se trata, y cuál sería su ubicación-, completándose así el Plan de Provincial de Carreteras de Cuenca de 1880, para este tramo, de la carretera denominada nº 2, que enlazaba al pueblo con la capital y con Priego en la Alcarria, y con la Mancha, al sur. 

Recorte del Mapa Itinerario, Estadístico, Eclesiástico y Postal de la provincia de Cuenca. 1885. Autor, Dº Ramón Domínguez y A.

Sólo resaltar, que tal y como se encuentra actualmente el estado de esta carretera, bien podría hacernos pensar que ésta, la obra de 1884, fuese la última acometida para su reparación y refuerzo de su firme. Nuestro paisano y amigo Pedro Briones, mi cartógrafo de cabecera, me proporciona del IGNE, un Mapa itinerario, estadístico, eclesiástico y postal de la provincia de Cuenca y su Obispado, de 1885, elaborado por Dº Ramón Domínguez y Alonso, “dedicado -por el autor- a la Excma. Diputación Provincial en prueba de respetuosa consideración y a Dº. Miguel Díaz Palencia en testimonio de sincera gratitud”, donde no sólo seguimos el trazado de esta antigua carretera nº 2, sino que también refleja en la leyenda de este mapa otra mejora anterior al tramo citado, en este caso el arreglo desde Torrejoncillo del Rey a Palomares del Campo, llevada a cabo en 1883, dentro del Plan de Carreteras citado. Pueblos que contaban con 1.757 y 1.349 habitantes, respectivamente, a finales del siglo XIX, como observamos en el mapa. Junto con Carrascosa del Campo (1.739 hab.), las villas más importantes del partido judicial, con Huete a la cabeza, y sus 2.853 hab.

Detalle de la leyenda del Mapa Itinerario, Estadístico, Eclesiástico.

Dejemos los manantiales de Fuente Sauco y la Fuente de Arriba, para finalizar este relato indicando otras de las fuentes que de las que suelo buscar información de Torrejoncillo del Rey. Tres serían oficiales: una la biblioteca digital de la Real Academia de la Historia de España, y las otras, entretenidísimas, serían la Biblioteca Virtual de Catilla la Mancha, y La Biblioteca Virtual de Prensa Histórica del Ministerio de Cultura y Deporte; con muchísimas antiguas publicaciones digitalizadas: periódicos, revistas, folletos, material gráfico... También, claro está, tiro de la hemeroteca del ABC, periódico fundado en 1903, donde siempre aparece alguna que otra noticia digna de rescatar.

Adentrarnos en los buscadores de estas bibliotecas o archivos digitales, es como iniciar un viaje en el tiempo, escudriñando páginas y noticias a través de un hilo virtual, que como una madeja sin cuenda, hace complicado el retorno, si la avidez supera la mera curiosidad o nos hace desviarnos del objetivo de búsqueda, pues si enlazamos en nuestra búsqueda páginas en exceso sin orden y concierto, nos van conduciendo por caminos atrayentes de información y curiosidades, que como en un laberinto, indagando en tantos y numerosos textos publicados, nos llevan a resultados infructuosos o alejados de nuestra pretensión inicial. Pero en ocasiones tomamos el giro apropiado, inesperado, y damos con la grata notica, por irrelevante que sea, de Torrejoncillo del Rey, que, de cualquier manera, siempre aporta el dato interesante para ampliar y conocer la historia de nuestro antiguo pueblo, a través de estos periódicos y publicaciones.

Extraigo al azar las siguientes noticias de los revisteros virtuales, que me resultaron graciosas, de tantas otras como podremos encontrar. Se tratan de unos breves y escuetos ecos de sociedad, y algunos sucesos. La primera, aparecida en 1902 en un semanario literario y de noticas conquense, Juventud, y que anuncia el viaje en el mes de mayo de ese año de principios de siglo XX, al pueblo de Torrejoncillo, del Diputado Provincial Dº Ramón Balsalobre y Jaramillo, bachiller, donde quizás el diputado se acercaría al pueblo a disfrutar de las fiestas y romería de la Virgen de Urbanos, o atender las labores del campo propias de la época.

Cabecera del Semanario Literario y de Noticias, Juventud. Cuenca. 1902. Biblioteca virtual de CLM

Recorte del Semanario Literario y de Noticias, Juventud. Cuenca. 1902. Biblioteca virtual de CLM.

La otra noticia, que resulta enternecedora, aparece en otro semanario “festivo, literario y de noticias”, en este caso alcarreño, con una preciosa cabecera, con el sugerente y bucólico nombre de Flores y Abejas. La noticia de 3 de diciembre de 1904, se hace eco de la boda de “la bella” Srta. Asunción Embid, maestra de Torrejoncillo del Rey, con su colega, el maestro de Gascueña. ¿No es realmente una noticia delicada, entrañable?

Termino con estas noticias de las bibliotecas virtuales, con una información de dos sucesos en la vecina Horcajada de la Torre y en Torrejoncillo del Rey respectivamente, en concreto dos robos de diferente naturaleza: un desvalijamiento en un comercio propiedad de Dº Isidoro Degando Mayo, y un hurto de aceituna por el “convecino” Julián Marchante García; sendos ocasionados en 1931 y  publicados en El Defensor de Cuenca, semanario de acción social católica y de información regional; y una tercera noticia aparecida en 1913, en el periódico conquense El Liberal, sobre la fuga del niño de 12 años Felipe Oyuela, natural de esta villa.


Recorte del Semanario de acción social católica y de información regional, El Defensor de Cuenca. 1931. Biblioteca virtual de CLM.

Recorte del Semanario El Liberal, de 25 de junio de 1913. Biblioteca virtual de CLM

Tanto estos tres sucesos, narrados de una manera explícita, meridianamente concisos y claros en el lenguaje periodístico, incluso con su punto irónico, casi humorístico, como las noticias de sociedad anteriores, despejando la mayor o menor curiosidad o interés que pueda sugerirnos, siempre son noticias interesantes, pues a través de éstas y tantas publicaciones, rara es la ocasión dónde no obtenemos datos, nombres de personalidades relevantes, de antepasados y sus familias, algunas ilustres…, o de personajes nativos que ya forman parte de la historia universal, como es el caso de Julián Romero; donde por ejemplo, en esta noticia, aparecida en el citado periódico El Liberal el 24 de abril de 1914, revindicando el papel del pueblo Cuenca y su “perfectísimo e indiscutible derecho a estar representado” en los actos de celebración del tercer centenario de la muerte del autor del Quijote, que se habrían de llevar a cabo en el país en 1916 (Real Decreto, en la Gazeta, de 23/04/1914), mencionan que la hija del héroe de la batalla de San Quintín, Francisca Romero, fundadora del Convento de las Trinitarias de Madrid, entre los años 1609 a 1612, situado en la calle de Lope de Vega de la capital de España, lugar donde se encuentra la sepultura de Miguel de Cervantes, también nació en Torrejoncillo del Rey, o “de Huete”.


Recorte de periódico El Liberal. Cuenca. 1914. Biblioteca virtual de CLM

Apellidos que observamos cómo se van manteniendo y ramificando a través de generaciones (un apellido recurrente en muchas de las noticias y publicaciones es el de “Balsalobre”, y el destino ha querido que nuevamente vuelva a formar parte de la historia local, en este caso política, de Torrejoncillo del Rey, como es el de la nueva alcaldesa del Ayuntamiento, desde mayo de 2023, Piedad Balsalobre Saiz, a la que desde aquí deseamos -y al resto del Consistorio-, ventura y muchos proyectos propicios que puedan continuar ampliando el BOE de estos “retazos” de la historia moderna del pueblo); información fehaciente la obtenida, que permite datar el relato, fechas que nos aproximan y sitúan en el contexto de búsqueda…, en definitiva cabos por los que ir tirando de esa madeja que es el pasado por descubrir o completar, y que puede ayudarnos a ir construyendo, como un puzle, la historia e intrahistoria de Torrejoncillo del Rey.

El pasado año, un reducido grupo de voluntarios, siguiendo los pasos entusiastas de Patricia Portilla, con la colaboración del Ayuntamiento, siendo su alcalde Ángel Custodio García, llevamos a cabo la creación y puesta en marcha de la Biblioteca Puerta de los Abriles, ubicada en las antiguas escuelas municipales, terreno donde estuvo emplazada como todos sabemos, la iglesia ausente de Nuestra Sra. de la Asunción, de arquitectura Herreriana, participando en su construcción, posiblemente desde 1585, otro convecino de sonoro nombre seguidor del maestro Juan de Herrera, el arquitecto Toribio Martínez de la Calle de la Cerca, quien vivió muchos años en Torrejoncillo del Rey, y que participó en la construcción de numerosas iglesias de la Alcarria: Olmeda de la Cuesta, La Ventosa, Villar de Domingo García…; y de la que únicamente queda, de la ausente, como testimonio de la grandeza de aquel edificio, el pórtico cuyo nombre rememora esta nueva biblioteca municipal, y que bien merecería una completa y adecuada actuación de rehabilitación arqueológica y arquitectónica, que la dignifique, y que nos redima.

Puerta de los Abriles de la antigua iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción de Torrejoncillo del Rey. Fotos: Patricia Portilla Vallés.

La biblioteca municipal, tan sólo se trataba de una primera puesta en escena del ambicioso proyecto ideado por la presidenta de la Asociación de Teatro “La Tarasca” de Torrejoncillo del Rey, asociación que tantos buenos espectáculos ha producido, con fantásticas tardes de teatro disfrutadas gracias a este estimado grupo amateur, divertidas, emocionantes, ahora que recuerdo, revisando antiguas fotografías, la participación de los entonces niños del pueblo, entre ellos mis hijos Diego y Alonso, y mi sobrina Sofía, junto con muchos de sus amigas y amigos: ¡Que le corten la cabeza!

Junto con la biblioteca, con estanterías casi repletas de libros procedentes de donaciones, en verdad coqueta, y que su diseño y mobiliario final invita a la lectura, acogedora, a pesar que aún debe dotarse de mayor fondo bibliográfico, llegó la biblioteca infantil, también ludoteca municipal, con tres bonitos y cuidados murales infantiles, pintados en sus paredes libres por Rubén Pietro, magnifico ilustrador, que con el justo mobiliario, libros y juguetes, dejan la sala ideal para los juegos y el aprendizaje de las niñas y niños; y por último una sala de estudio, con conexión abierta y gratuita a internet, pues sabiendo que los bachilleres, universitarios, y opositores del pueblo, sobre todo a los de 2ª residencia, les puede resultar difícil encontrar en sus casas un entorno de estudio adecuado y confortable cuando se desplazan al pueblo en los fines de semana o en sus vacaciones, creo que este espacio es bastante práctico, y útil; completando con estos espacios tres de las cuatro aulas con las que contaba las antiguas escuelas, y que dotan al pueblo de unos recursos culturales y educativos básicos, y que, honestamente pienso, colaboran en la lucha contra el fenómeno de la despoblación. 

Biblioteca Municipal “Puerta de los Abriles” de Torrejoncillo del Rey. Fotos: Jesús Llanes Cuenca

Queda por materializar de la enésima loca iniciativa de la comediante Patricia -“catacaldos” por su polifacetismo-, la complicada y difícil tarea -excepcional- de llevar a cabo un museo del libro en Torrejoncillo del Rey, alrededor del cual surgió este precursor proyecto literario, y ampliar y cerrar así, esta terna cultural con un nuevo y único espacio musealizado, que bien podría edificarse con la misión de recopilar y salvaguardar los documentos, legajos, textos o manuscritos, libros, revistas y publicaciones, mapas, fotografías, cuadros, etc., del pasado y presente del pueblo, tras una utópica recuperación de la historia de Torrejoncillo del Rey en sus “papeles”, aunque fuesen reproducciones cuidadas, facsímiles, y que se encuentran desperdigados, olvidados, a la espera de su recolección y custodia, acogidos en un espacio adecuado, emblemático y único en la comarca, dinamizador, para su exposición hermosa, cuidada y duradera.

Este ambicioso y costoso proyecto, del que es incuestionable que necesitaría muchos recursos coordinados para que pudiera llevarse a cabo: materiales, humanos..., y no sólo como principal el económico, quizás enmendaría tantos años de dejadez, abandono y desidia, de falta de cuidado -cuando no falta de respeto a nuestros antepasados, aquellos que nos precedieron, desechando su herencia- del patrimonio cultural de Torrejoncillo del Rey, inconscientemente despreciado, olvidado, durante tantos años.

Con esta nueva miscelánea, espero haber apagado la curiosidad de mi amigo y vecino acerca de cómo voy documentando mis escritos sobre el pueblo, pero sobre todo me gustaría que sirviese para avivar, muy al contrario, la curiosidad en la búsqueda de cualquier vestigio, muy sencillamente como hemos visto con los ordenadores y los buscadores en este tiempo digitalizado en el que vivimos, y, que aquel dato que caiga en manos de los inquietos exploradores, se animen a compartirlo y difundirlo, para disfrute de todos -a la espera ilusiónate de catalogación y resguardo-, para ilustrar y ayudarnos a conocer -y no dejar en olvido- el rico pasado de esta venerable y gran villa de Torrejoncillo “de Huete”, “de Cuenca”, o del Rey.

 

Torrejoncillo del Rey, 26 de agosto de 2023

Carlos Cuenca Arroyo.



[7] Gregorio, guardia civil, superviviente del Alcázar de Toledo; la tía Victoria, casada en segundas nupcias con Felipe Isidro, también “republicano” de 1ª hora, como ahora comprobaremos, correligionario junto a mi bisabuelo; mi abuelo Sebastián, carpintero de la EMT, y casado con la abuela Dolores, hermana de Villajos; Pedro, Periquín, casado en Palomares del Campo; Dolores e Ignacio, que murieron tempranamente; la tía Benita, casada con el tío Cruz, Repollo; y por último el tío Rafael, también carpintero, emigrado a Barcelona, pero antes alcalde de Torrejoncillo del Rey entre los años de 1957 a 1962; todos ya fallecidos, q. e. p. dd.

[6] El cabildo eclesiástico de Manila. Entre el Patronato y la defensa de los derechos del clero secular de Filipinas (1797-1872). Roberto Blanco Andrés.

[5] El terremoto de Manila de 1863. Medidas políticas y económicas. Susana Mª Rodríguez Martín

[4] Los siete Dolores de la Virgen María: 1) la profecía de Simeón, en la que se le anuncia a la Virgen que una gran espada le atravesará el corazón; 2) la huida a Egipto provocada por la persecución de Herodes; 3) Jesús perdido en el Templo durante tres días; 4) se encuentra con su hijo cargado con la cruz; 5) el momento de crucifixión y muerte de Jesús; 6) la Piedad, el momento en el que la Virgen recibe a su hijo muerto en brazos, y 7) el entierro de Jesucristo.

[3] Las quejas de su amor. José de Espronceda.

[2] LA VIGILANCIA DE LA MORAL SEXUAL EN LA CASTILLA DEL SIGLO XVIII. Revista de la Inquisición. Intolerancia y Derechos Humanos. ISABEL RAMOS VÁZQUEZ. Universidad de Jaén.

[1] Josep Pla, el recuerdo y el olvido. Reflexiones en torno al rol de la memoria en la cultura. Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, 2008, julio-diciembre, vol. LXIII, nº2. ELISEU CARBONELL CAMÓS

BIBLIOGRAFÍA

Josep Pla, el recuerdo y el olvido. Reflexiones en torno al rol de la memoria en la cultura. Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, 2008, julio-diciembre, vol. LXIII, nº2. ELISEU CARBONELL CAMÓS.

La vigilancia de la moral sexual en la Castilla del siglo XVIII. Revista de la Inquisición. Intolerancia y Derechos Humanos. Isabel Ramos Vázquez. Universidad de Jaén.

Historia de la Previsión social en España. Antonio Romeu de Armas. 1942.

Torrejoncillo del Rey. El presente y su pasado. Julián Balsalobre. 1986.

Arquitectura barroca en Huete y su tierra, un enclave arquitectónico en el obispado de Cuenca. 2015. José Luis García Martínez

1917. El estado catalán y el soviet español. 2021. Roberto Villa García

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