sábado, 13 de septiembre de 2025

El discreto -pero significativo- papel de Torrejoncillo del Rey en la Batalla de Uclés (13 de enero de 1809)

Recibo este interesantísimo artículo para la historia de Torrejoncillo del Rey, de mi buen amigo JOSÉ MARÍA DÍAZ ALEJO. 

Es un breve pero trabajado documento, sobre cómo el pueblo de Torrejoncillo del Rey se vio involucrado tristemente en la famosa y malhadada BATALLA DE UCLES en las Navidades de 1812 - 1813 durante la Guerra de la Independencia contra el francés.

Con la venía de José María, hago propio en "El puntal de las Ánimas" de su crónica El discreto -pero significativo- papel de Torrejoncillo del Rey en la Batalla de Ucles, sobre este nuevo capítulo en la historia decimonónica de Torrejoncillo del Rey. 


 

martes, 2 de septiembre de 2025

LA TRICOTOSA DE TORREJONCILLO DEL REY


No hace muchas semanas tuve un encuentro casual en la calle, frente a la Ermita de la Soledad, con
Rosario Briones y con la Lucía, que conversaban animadamente. La Lucía salía de su casa después de entretenerse un rato, ahora segunda residencia desde que se trasladó a vivir a la Vivienda Tutelada municipal de Torrejoncillo del Rey. Lleva viviendo unos años en este centro de mayores, pero no hay mañana que no recorra el pueblo de parte a parte con su paso lento de achaques, apoyada en un andador con frenos. Un trayecto por delante de casas en su mayoría deshabitadas, que inicia desde el final de la calle Cruz Verde, donde se ubica este apacible centro asistencial extramuros del pueblo, junto a la plaza de los toros y frente al antiguo muladar. Recorrido que atraviesa la plaza de la Constitución y la calle del Viento, hasta el final de la calle Soledad, donde se encuentra su casa de toda la vida, la casa de La Morena.

Es una pequeña casa esquinera de dos plantas y la bajocubierta, la buhardilla. Aún mantiene la estructura de arquitectura popular alcarreña. Van quedando pocas en este estilo tradicional tan bien cuidadas y mantenidas en el pueblo. Sí, por el contrario, son muchas las antiguas casas abandonadas, algunas colapsadas que urbanizan los asentamientos de las calles del pueblo de solares con esqueletos estructurales, o colmados de escombros, amontonados, oprobio de los antiguos hogares, como túmulos de vergüenza y desamor[1], que proyectan una imagen de urbanismo decadente, problema común de los municipios rurales.

La estructura es de muros de carga, fabricados en mampostería de piedra de yeso tomada con barro y mortero igualmente de yeso y cal tradicional. En este caso, el revoco de la casa de la Lucía no cumple el coloreado estándar de la amplia gama de colores de la arquitectura alcarreña: “desde el azul al añil, a los rojos y ocres rojizos, pasando por los amarillos, anaranjados, ocres amarillentos y llegando a los grises[2]”, y sí el monocolor de la arquitectura manchega. La fachada reluce totalmente encalada de un blanco cegador a la luz del mediodía, purificador, honradísimo, que resalta las sombras de los aleros, rejas, y cables eléctricos como líneas rectas de tinta china trazadas sobre un papel rugoso de Fabriano, sin mácula.

Los huecos de esta fachada son pocos, al uso de estas construcciones humildes y sencillas, dignas, donde predomina la economía al boato. Un par de ventanucos por planta sin rejería, la puerta principal de acceso al edificio rehabilitada con aluminio lacado en blanco, y una única ventana abalconada a ras de suelo para iluminar la antigua taberna, ésta sí, enrejada, es toda la ornamentación. No sé si estas aperturas mínimas de fachada son para mantener la casa fresca en verano, y cálida y acogedora en el invierno, por esta condición aislante de temperatura y ruido tan excepcional que caracteriza la piedra de yeso tradicional, o para evitar que se escapen del hogar los recuerdos que atesora desde hace casi un siglo, o que se contaminen de voces indeseadas que puedan filtrarse por entre los huecos, y empañe la memoria guardada.

Aquí pasa las mañanas, como si fuese un Centro de Día a la inversa, registrando las sencillas y caóticas estancias de la casa familiar y antigua taberna, igualmente de muros encalados, blanquísimos, adornados con viejos retratos en blanco y negro de “su gente”, estampillas de Santa Lucía, rosarios souvenir de viajes con cuentas brillantes, y vírgenes de Urbanos que resaltan sobre las paredes inmaculadas, como estrellas marianas azuladas.

De aquí a allá, subiendo y bajando la escalera de peldaños irregulares de la modesta casa: de la taberna, hoy salita de estar, a la cámara, otrora habitación de trabajo. La imagino conmovida por la memoria olvidada al descubrir cachivaches envueltos en antiguos periódicos dentro del cajón de alguna cómoda. Abriendo y cerrando las diminutas ventanas para ventilar el pasado que habita la casa, y que no se mustien los recuerdos que se van desprendiendo en la inspección. Pasando el polvo y evitando que los ácaros devoren la memoria de la casa taberna de la Morena; o recolocando alguna ajada cortinilla de color incierto de una alacena, descolgada de puro cansancio de su cáncamo viciado, por la que se escapan los ecos de las acaloradas conversaciones de los clientes de antaño, ebrias de vino, de copones y de dioses.

Dejando pasar la mañana absorta en sus pensamientos y escuchando las voces del pasado, según pinta con paciencia, delicadamente, las láminas de los cuadernillos de mándalas sicodélicas. Celosa del hogar que fue. Manteniendo la casa familiar con la sola presencia de su venerable y lúcida ancianidad.


Presento los primeros párrafos de una nueva crónica costumbrista escrita este verano de 2025. En este enlace, el texto completo de LA TRICOTOSA DE TORREJONCILLO DEL REY.



[1] Partiendo del hogar. Como ser conservador. Roger Scruton. 2014

[2] La arquitectura tradicional de la Alcarria conquense. José García Grinda.

lunes, 28 de abril de 2025

MARÍA DE LA CONCEPCIÓN ALÓS DOMINGO. CONCHA ALÓS DE FEIJOO

 

Durante estos meses he estado enfrascado en una crónica literaria. Se trata de un nuevo trabajo -que enlazo aquí (Conchas Alós de Feijoo)-, con el título María de la Concepción Alós Domingo. Concha Alós de Feijoo.

Narra brevemente la vida y obra de esta escritora castellonense de adopción, ganadora de dos Premios Planeta por las novelas Los enanos (1962) y Las hogueras (1964); casada con Eliseo Feijoo, poeta y periodista, paisano torrejoncillero afincado durante muchos años, hasta el final de sus días, en Palma de Mallorca.

En este artículo he tratado de recorrer ambas vidas paralelamente bajo el nexo común no sólo de su fallido matrimonio, sino también con Torrejoncillo del Rey, pueblo conquense, alcarreño, por el que transita este blog.

Extraigo ahora los primeros párrafos. En el final de la crónica, como apéndice, solapo entre otros artículos un cuento sobre Torrejoncillo del Rey y Horcajada de la Torre, con el título El cerro del telégrafo. Cuento publicado en la antigua revista Lealtad, con el que la escritora gano en 1959 el premio literario anual de esta publicación mallorquina.


MARÍA DE LA CONCEPCIÓN ALÓS DOMINGO. CONCHA ALÓS DE FIEJOO.

Por Carlos Cuenca Arroyo.

El pasado mes de diciembre, el viernes del segundo fin de semana del Tiempo de Adviento, disfruté de una buena y contundente comida en casa de la actual alcaldesa de Torrejoncillo del Rey, Piedad Balsalobre Saiz.

En el nuevo comedor de la casa familiar remodelada, junto a la potente estufa de pellet, alrededor de una olla de alubias pintas estofadas -que su marido Julián Cabello guisó culinariamente y que a punto estuvo de echarlas a perder por su habitual despiste, enzarzado en la jardinería-, nos distribuimos en la mesa entorno al contundente guiso, escoltado con las obligadas botellas de vino tinto, cinco comensales. A saber: la citada máxima autoridad local y su consorte el afortunado cocinero, mi mujer Gemma del Río Navarro, Julián Balsalobre, Julianete, hermano de la alcaldesa, risueño por guasón, principal causante de este relato que comienza, y un servidor, pretendido “plumilla” ocasional.

En una situación así, entre buenos amigos en un ambiente agradable, cálido y con abundante gastronomía, fue propicia e inevitablemente la tertulia de rigor. Lejos de ser esta reunión de mesa y mantel un contubernio, no pudo faltar la conversación sobre asuntos de interés municipal, presidiendo la mesa quien la encabezaba, y otros temas políticos nacionales de actualidad y de más calado y no menos asquerosidad. Pero en algún momento hasta entonces de la pausada conversación política, y antes que se espolearan los ánimos y se avivaran las sensibilidades dadas las diferentes inclinaciones ideológicas del variado plantel de comensales, conociendo la propensión al debate de alguno de los presentes entre los que me incluyo, con un imprevisto comentario de Julianete, la tertulia derivó sorpresivamente a la literatura, y no hacia las series de moda de las plataformas televisivas, como suele ser lo habitual en cualquier conversación actual que se precie.

No recuerdo muy bien si al hilo del libro[1] de su padre, Don Julián Balsalobre González, o algún otro comentario del pueblo puesto sobre la mesa, Julianete sacó a colación inesperadamente a uno de nuestros paisanos ilustres, el poeta Eliseo Feijoo[2], y muy en especial a su mujer, la escritora -hasta ese momento totalmente desconocida para quien este texto escribe-, Concha Alós[3].

Lamentablemente para mí, a pesar de haber leído alguno de sus poemas y conocer la obra periodística y poética de Eliseo a través de la lectura somera del estudio[4] del también torrejoncillero José Luis Calero López de Ayala[5], desconocía totalmente la existencia de la que fue su mujer hasta finales de los años 50 -y quizás lo que es peor aún, su obra literaria-, María Concepción Alós Domingo, la afamada escritora de la generación de los cincuenta, Concha Alós de Feijoo; relegada al olvido en la recta final de su carrera, y desvanecida del repertorio de escritores de esta generación. Me explicaré.



[1] Torrejoncillo del Rey. El presente y su pasado. 1986. Julián Balsalobre.

[2] Torrejoncillo del Rey, 14-06-1913 – Palma de Mallorca, 06-06-2006

[3] Valencia, 24-05-1922 – Barcelona, 31-07-2011

[4] Eliseo Feijoo. Poeta Conquense. Ed. RACAL 2007. José Luis Calero López de Ayala

[5] José Luis calero López de Ayala. Torrejoncillo del Rey. 1936. Doctor en Filología Hispánica




El discreto -pero significativo- papel de Torrejoncillo del Rey en la Batalla de Uclés (13 de enero de 1809)

Recibo este interesantísimo artículo para la historia de Torrejoncillo del Rey, de mi buen amigo JOSÉ MARÍA DÍAZ ALEJO.  Es un breve pero tr...